No soporto a las mujeres que matan por envenenamiento
Tampoco a las que ultiman sólo por constricción
Mis huesos astillados y su papel sonoro en estos versos
El cuerpo un caligrama en descomposición
Debajo de la cama asoman sus zapatos
Las corbatas planchadas y un duelo en singular
(Arcón que esconde laqueada en blanco amor
su lábil imprudencia)
Somos en el registro marital
apenas un instinto pujando por hincar
en entrepiernas portadoras de moluscos
la Santa mordedura.
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