Se pintó desprolijamente los labios
de un color rojo sangre
para recordar escenas
de una violencia
Secreta a las miradas
Luchó con sus demonios
vestidos de etiqueta
y descubrió la llave
del jardín
Abría y cerraba la boca
como una muñeca
esas de plástico
o quizás de porcelana
En una tierra extraña
sin arrorrós
u oraciones antes de dormir
Ella siguió pintándose
como una cuestión de fe
que le devolvió su infinito
doblado en un pañuelo
donde nunca más lloró
La violencia
es también su silencio
Se lo sentenciaron
ese día
en que se vio en el espejo
y no le gustó
el borrón en su boca.
Natalia Perz
Video del poema disponible en: http://maldita-poeta.blogspot.com
miércoles, 13 de enero de 2010
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