A veces me gustan las chicas fáciles
de odiar
sus miradas bañadas en ácido
sus preguntitas a la altura de la ingle
a veces me resulta agradable
hacerles el amor en hoteles baratos
como castillos de arena
sudar alcohol hasta incendiarnos
caminar por la cornisa del extravío de la mano
de una sombra
ellas son así
paridoras del tedio
yo las espío por la cerradura de sus labios
y no hay
palabra que me abra
de vez en cuando
el mal humor las alcanza
con la furia de un tornado
después piden perdón
o me abandonan.
sábado, 26 de diciembre de 2009
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